sábado, 11 de julio de 2015

POLÍTICA: ARMAS DE MUJER


Son muchas las ocasiones en las que la imagen de la mujer se utiliza como reclamo con un fin directo y concreto. Otras, sin embargo, el mensaje no es tan claro aunque nuestra intuición nos diga que algo está pasando porque hay tanto ruido mediático a nuestro alrededor que ni las imágenes, ni las palabras o mensajes nos llegan claros o bien definidos. En tres palabras: simplemente no llegan. 

Vemos y nos muestran mujeres de labios rojos y vestido negro, o facciones aniñadas y color nude... Una misma mujer haciendo distintos papeles, creando distintas escenas. No son tendencias, no son modas ni disfraces, no son casualidades ni causalidad.. No, no es eso. Es simple y llanamente política, señores.

En política la imagen femenina siempre se ha utilizado en beneficio propio y con previa e incuestionable presunción de inocencia, bien asociándola a la revolución y al progreso o bien como modelo casto de conservadora conciencia. Sea como fuere, en activo o pasivo, como agente de cambio o agente al que se debe cambiar, como elemento "novedoso" o tradicional, la mujer siempre está ahí, con sus virtudes y defectos, en su versión más light o en la versión más "mujer". La forma de vestir, los complementos, el contexto o incluso el color de labios hace que se nos pueda utilizar como comodín cambiante según para qué se nos quiera y quien nos quieran.

Desde que la mujer comenzó una revolución nada silenciosa para obtener el derecho a voto, y con él el reconocimiento como persona de pleno derecho, libre y madura en la toma de decisiones, se han ido llevando a cabo una serie de acontecimientos que aunque nos pudiese parecer beneficiosos, en realidad no han hecho sino cargarnos la mochila de femeninas piedras pseudopreciosas que en realidad no son sino solo piedras pesadas. Luchamos contra el "otro", ese patriarcado de ideas; luchamos contra los "otros", que son todos aquellos que no nos ven como iguales; y luchamos contra nosotras, las mujeres que a veces no sabemos ni cómo defender ya nuestra feminidad ni nuestro SER MUJER.

Constantemente nos obligan y nos obligamos a redefinirnos, definirnos y entendernos como mujeres para poder así posicionarnos y estar en el sitio que nos corresponde y que nos merecemos.

Flaco favor han hecho las últimas declaraciones del Alcalde de Granada afirmando que la mujer cuanto más desnuda más elegante. La mujer cuanto más completa más mujer: con más valores, más ideas, mayor reconocimiento y por supuesto mayor identidad. No somos maniquíes, no somos modelos, ni somos escaparates.. Somos única y apasionadamente mujeres.

Pero en política siempre se nos ha usado como sujetos para intentar conseguir los fines que se buscan: nos usan como votos a lograr mediante leyes que realmente poco les importan a los que las promueven (no hay mas que ver lo poco que tardan en cambiarlas o lo mucho que les cuesta implantarlas... Que al final viene siendo lo mismo); nos usan como figuras decorativas en escaños por el único hecho de ser mujer (malditas cuotas!), y nos usan como la santa madre a la que invocan cuando hablan de natalidad, conciliación o corresponsabilidad y no como a la mujer que está en casa esperándoles a que terminen de plasmar sus leyes en folios blancos que nunca estarán escritos.

Aplaudo abiertamente a los hombres que nos ven como las mujeres que somos, que así nos quieren, así nos respetan y así piden que otros nos entiendan. Aplaudo a los hombres de verdad que saben qué somos y qué queremos las mujeres reales.

Dejad de regalarnos piedras pesadas y dadnos un motivo para creer que la política verdaderamente ama a la mujer y a la igualdad. 

Dadnos un bolígrafo y ese papel blanco, que nosotras ya sabremos plasmar en él quiénes somos, qué queremos y cómo lo queremos.

Y acompañadnos siempre en esa búsqueda, porque juntos es como se construye el camino hacia la igualdad.



Estamos en un año apasionante en la política española: año de cambios, año de elecciones, y año de nuevos retos. Abramos bien los ojos, leamos bien lo que escriben sobre nosotras y para nosotras, y seamos capaces, en conciencia, de leer entre líneas, interpretar lo escrito y concluir si es lo que deseamos. Somos ciudadanas, somos votos, pero sobretodo y ante todo somos y debemos seguir siendo mujeres libres.




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